lunes, septiembre 13, 2010

Fin de ciclo

Bueno. Ha llegado el gran momento. Si nada anormal ocurre, el día 30 será el último día de trabajo en mi actual empresa. No es la primera vez que salgo de algún sitio antes de lo previsto y, conociéndome, no es algo que me sorprenda. Al menos esta vez, al contrario que en mi anterior trabajo, no pienso irme en silencio para después arrepentirme. En las diferentes reuniones y entrevistas de despedida he dejado claro, con mayor o menor fortuna, que el trabajo que desarrollo actualmente es incompatible con mi sistema de valores.

Ya en una entrada anterior, me desahogué criticando a los vendedores de humo, a esos farsantes expertos en la creación de empresas que se sostienen sobre una finísima capa de suerte y malas artes. No quiero profundizar más en el tema. Quizás más adelante, porque ahora mismo lo encuentro hasta doloroso. Pensar que, en un país como el nuestro, solo prosperan aquellos que saben vivir en los agujeros del vacío legal, es algo que siempre me entristece.


Hablemos de algo alegre. Me quedo en la calle. No es tan malo como parece. Hemos echado cuentas y podremos soportarlo. Tengo una serie de proyectos aparcados por falta de tiempo, a los que me voy a dedicar de forma exclusiva durante un año. Si todo sale mal -esperemos que no- y ninguno de estos proyectos llega a cuajar, ¿qué me va a pasar? Pues que me encontraré en la misma situación que ahora, solo que con un año más. ¿Es eso malo? Yo pienso que no. Y mucho trabajo me ha costado llegar a creer esto. Lo juro.

Uno de estos proyectos tiene que ver con el desarrollo de un Plan de Comunicación para una empresa. Aprovechando que tengo que entregar un proyecto de este tipo para terminar mi Máster en Dirección de Comunicación y Nuevas Tecnologías, un amigo y yo hemos decidido ir un poco más allá de un simple plan, y tratar de crear algo vendible. No puedo contar nada ahora mismo, por temas de confidencialidad, pero no nos está quedando muy mal.

Por otro lado, todos los que me conocen saben que mi sueño siempre ha sido ser escritor. Hasta ahora, he escrito de forma esporádica algunos relatos y poemas, que casi siempre pasan sin pena ni gloria por los concursos. ¿Cuál ha sido mi excusa para no escribir más? La falta de tiempo. Como padre de mellizos, y trabajador por cuenta ajena, no suelo disponer de mucho tiempo libre. Y, cuando lo tengo, acostumbro a estar muy cansado. Este año voy a disponer de una oportunidad de oro para imponerme una disciplina seria, escribir de forma constante, y presentarme a un gran número de concursos. Que la inspiración me pille trabajando.

Aún hay más. Tengo aparcado desde hace tiempo un proyecto para montar una editorial. El género a trabajar sería el de cómic y relato corto con temática social. La idea surgió a raíz de leer los geniales Arrugas, de Paco Roca, y María y yo, de Gallardo. No puedo contar mucho más, evidentemente, tan solo que es una idea que llevo madurando desde hace un año, y que he estado contrastando con gente de diversas ramas profesionales. Ahora mismo, con la venida del e-book y los nuevos métodos de distribución, nos encontramos en un profundo proceso de cambio en el modelo editorial, y es un buen momento para el diseño de nuevas alternativas y formas de expresión en dicho campo.

No podría haber tomado esta decisión sin el apoyo de mi familia. Conocen mis intenciones, y me apoyan fielmente. Y, desde aquí, les doy las gracias por ello. No se que será de mi dentro de un año pero, al menos, quiero tener la satisfacción de haberlo intentado. Voy a intentar, desde este blog, y como ejercicio de disciplina, iros informando de todos mis pasos. Si nada sale bien, al menos servirá como una guía de todo aquello que se debe evitar.

2 comentarios:

Alfredo dijo...

Ánimo Gus, y sólo por el valor de intentarlo ya te mereces la mejor de las suertes. En unos días creo que nos vamos a ver, así que ya te lo diré en persona.

Comparto la pena contigo de ver como en este país parece que hay más caza subvenciones que empresarios de verdad.

Mucha mierda!!

Keyeoh dijo...

Muchas gracias, Alfredo.

Vente algún día a tomar un café por el parque, y nos despachamos a gusto sobre subvenciones y demás. :)

Un abrazo.